PETITAMENT es un proyecto que llevaba desde hace años en mi cabeza aunque sin una forma ni estructura definida.
Durante los años que estudiaba psicología tenía claro que mi camino iba en dirección a la atención a la infancia. En aquel tiempo tuve la oportunidad por primera vez de hacer algo que deseaba muchísimo: trabajar con niños. Colonias escolares, colonias de verano y al terminar la carrera empecé a trabajar en un proyecto de inserción sociocultural para niños y adolescentes en riesgo de exclusión.
Aquella etapa no fue tan dulce como el anterior…al menos al principio, aunque tras un complejo periodo de adaptación aquella fue una época de gran aprendizaje sobre problemas reales en el terreno, con personas en situaciones de alta complejidad, donde había de encontrar soluciones reales.
Dejar atrás aquellos días me dejó un sabor agridulce compuesto por una mezcla de emociones, grandes aprendizajes, experiencias y sí, también tantos amigos a los que he tenido ocasión de ver crecer y evolucionar, aquellos niños hoy en día son adultos.
Después de aquella experiencia PETITAMENT ya era un pequeño embrión que quería crecer, pero necesitaba nutrirse un poco más para decidir en qué forma tomaría.
Se habían sentado ya las bases:
Al llegar a Lleida estuve trabajando durante 9 años en un centro para personas con discapacidad intelectual. Fue un período enriquecedor y gratificante. Un gran equipo dotado de especial calidez humana, que dejó una importante huella en mi percepción del mundo y de lo que realmente es importante, aceptar la vida tal como viene y hacer de la dificultad virtud.
Durante aquel tiempo fui madre de dos niñas maravillosas que me llenan de felicidad pero también de incertidumbre.
Gracias a ellas, aquella idea de proyecto que había quedado en estado de letargo se nutrió de todo lo que aprendí sobre crianza, lo que me enseñan E y À, y lo que he ido descubriendo a través de cursos, libros, talleres y personas sabias que han ido aportando luz a lo largo de este camino, el de la crianza consciente y respetuosa, el del amor y la mirada hacia los niños…y así fue como poco a poco se materializó aquella idea en un proyecto sobre papel.
Faltaba todavía un elemento que ha sido clave en todo el proceso, ya que ha estado en todo momento ayudándome, trabajando duro y dándome ánimos, mi compañera Maria.
Ella trabaja como psicóloga escolar, y su experiencia nos hizo más conscientes sobre las carencias y necesidades infantiles actuales.
Y de eso no hace demasiado tiempo, aunque justo antes de empezar las obras… llegó la inesperada pandemia. Así que sorteando mil obstáculos, finalmente PETITAMENT abrió sus puertas con ilusión y mucha energía.
Y bueno, esta es nuestra historia, la historia de nuestro nacimiento, ahora empezamos la historia de una nueva etapa, con muchas ganas, ilusión y esperanza en el futuro.
Soy madre de dos niñas a las que adoro, psicóloga de formación, infantóloga vocacional y admiradora del potencial, la creatividad, la plasticidad y resiliencia de los niños. La infancia es pura, es limpia, es el rincón que todos preservamos y al que volvemos cuando nos queremos sentir bien. Y es desde aquí donde empieza a cambiar el mundo. El niño de hoy configurará la sociedad del mañana.
Los niños tienen una capacidad de aprendizaje muy superior a la que tienen los adultos, disponen también de la curiosidad y el interés por aprender. Sin embargo, cada vez hay más fracaso escolar, muchos niños no quieren ir a la escuela.
Actualmente vemos que cada vez aparecen más enfermedades mentales, especialmente en el mundo occidental. ¿Pero son enfermedades reales? ¿O son el subproducto de una inadecuada gestión emocional parental y escolar, que lleva años instaurada en el sistema educativo y social a falta de un modelo más eficaz?
Creo que es imprescindible que empecemos a cambiar la imagen que tenemos de la infancia y dotar de herramientas más respetuosas a las familias para poder convertirse en una sociedad más sana y feliz. Es igualmente necesario cambiar el modelo educativo escolar incluyendo este cambio de mirada hacia el niño y su forma de aprender, teniendo el cuenta las particularidades de cada uno de los alumnos así como sus intereses.
A lo largo de mi experiencia con pequeños he visto muchos niños incomprendidos que manifestaban conductas aparentemente inadaptadas y disruptivas y muchos padres perdidos e impotentes incapaces de lidiar con las emociones de sus hijos (ni con sus propias). Éstos sólo disponían de herramientas punitivas para gestionar las emociones que expresan hacia fuera (ira, rabia…) y prácticamente ninguna herramienta para sostener las que van hacia adentro (miedo, tristeza …). Yo misma me puedo incluir en el «saco» de adolescente rebelde con padres desesperados.
No soy demasiado amiga de las etiquetas, de ahí que en PETITAMENT preferimos trabajar sin las mismas, desde un enfoque centrado en la persona y atendiendo cada caso según sus peculiaridades.
Soy psicóloga colegiada, en formación continua.
A nivel no reglado tengo formación en paisajes lúdicos, diseños de espacios educativos, pedagogía de la luz, construcción de MiniMoni y obrador de arena. Así como conocimientos de crianza consciente y respetuosa y pedagogías vivas.
Este proyecto es un sueño construido a base de ilusión, inquietudes, ideas, y materializado a base de mucho esfuerzo con el objetivo de ayudar a mejorar la vida de los niños y de sus familias, desde la firme creencia de que el cambio es posible siempre.
Me llamo Maria y soy psicóloga.
En relación a mi profesión, me defino como una apasionada del mundo de las emociones, y sobre cómo éstas inciden en nuestro desarrollo en la vida diaria, así como en nuestra salud mental.
Desde que terminé la carrera, he tenido la oportunidad de estar con diferentes colectivos ya sea como psicóloga, monitora, voluntaria, incluso a nivel personal. Así, he podido aprender de personas con diferentes discapacidades intelectuales, con autismo, población inmigrante, escolar, y de residencias de la tercera edad.
También he podido vivenciar el desarrollo socio afectivo en diferentes etapas del ciclo vital a través del trabajo con la infancia, la gente adulta y ancianos.
Actualmente combino mi trabajo en una como psicóloga educativa en una escuela con la educación emocional en PETITAMENT, proyecto del que he participado desde su gestación hasta su nacimiento.
Pero es desde que soy madre que empieza a despertarse en mí un sentimiento de discordancia entre la manera en que emocionalmente nos han educado cuando éramos pequeños y la que aportan los aprendizajes psicológicos sobre el bienestar intrapersonal. Es así que empiezo a ver que repetimos patrones de crianza muy arraigados culturalmente sin cuestionarnos si son favorables o no para el desarrollo socioafectivo de nuestros hijos.
A raíz de esto continúo formándome de manera más concreta en infancia y familias y decido dirigirme profesionalmente hacia este mundo.
Estefania Bellmunt, directora y profesora en el Centro de estudios Musicales Dalcroze de Lleida, trabaja mediante el método Dalcroze, que busca estimular aptitudes diversas en relación con la música.
Los niños, acompañados de sus padres o familiares, asisten a esta experiencia que pretende desarrollar la sensibilidad musical de los niños a través de tres pilares: la música, el movimiento y la coordinación.
El «método Dalcroze» busca estimular las aptitudes auditivas y motoras, la memoria y la concentración, y la creatividad.